martes, 30 de enero de 2007

Gracias, Amor

Una vez más, el amor me demuestra su poder. Esa única facultad suya de hacernos confundir lo real y lo imaginario, de abrirnos las puertas del cielo y sacarnos por la ventana.
El, esa fuerza magnífica a la que nos acostumbramos a llamar amor, pero que no tiene ningún nombre que le haga justicia.
¿Cómo podemos nombrar lo que nunca terminamos de conocer y que nadie puede describir exactamente? No conozco esa respuesta, pero sí puedo asegurar que él no termina de sorprenderme nunca. Es como si se empeñara en hacerme entender lo insignificante o valiosos que él puede hacernos sentir.
Algún día espero comprender por qué usa su particular don para hacerme feliz y triste en un abrir y cerrar de ojos. Si al menos, me dejara defenderme cuando viene sobre mí. Dudo que me de la oportunidad de siquiera hacerme saber si viene a acariciarme o a amenazarme de muerte.
De todas formas debo admitir lo irrefutable, no soy más fuerte que él y creo fielmente que me conviene más ser su amiga que su enemiga.
Quién sabe, tal vez un día me ofrezca una tregua y me deje bajar un momento de este tobogán.
¿Por qué eres así, Amor? ¿Por qué me usas para tu diversión? ¿O será que irresponsablemente te culpo de mi estado de ánimo?
Lo lamento, Amor, siento mucho querer esquivar mi responsabilidad sobre mi propia vida atribuyéndotela a ti. Si te agradecí cuando me inundaste el alma de tu color rosa, te agradezco ahora que me has permitido aceptar la sabia decisión a la que me impulsaste.
Gracias, Amor, por ser agridulce y enseñarme tanto.
Gracias, Amor, por estar siempre ahí y pintar mi existencia de diferentes matices.
Gracias, Amor, por llenarme en todo momento.

miércoles, 24 de enero de 2007

Bienvenidos


Estas son mis primeras palabras para ustedes, amigos lectores.
Les confieso me siento muy ilusionada con la creación de este espacio. De hecho, la sensación que invade mi cuerpo es semejante a la de las maripositas en el estómago de cuando se está enamorada(o).
Es extasiante cuando compartes lo que más te importa, tu pasión, tu tesoro con tantas personas diferentes. Es recordar lo esencial que es cada parte del romprecabezas para que esté completo. Cada una de las piezas es diferente de las demás en la forma y, muchas veces, en el color; si todas cumplen su función el trabajo conjunto se hace una obra de arte, mas si alguna de ellas se pierde, las otras sienten que su trabajo se devalúa rápidamente.
Sin duda alguna, mis palabras, mi tesoro, pierden sentido sin ustedes, mis destinatarios.
Gracias por dedicar un pequeño instante de su valioso tiempo y por darme el honor de formar, desde ahora, parte de su vida.