domingo, 11 de marzo de 2007

Insípida vida

Esperando en Dios que estén bien y reiterándoles mis disculpas del post anterior, me dirijo a ustedes para darles unas pinceladas de lo que ha sucedido en este mes en el que he estado ausente.
Elin y yo pasamos juntos sus últimas semanas en el país en la medida en que nos fue posible. Entre nosotros todo estaba bien a excepción de que ya no eramos novios y sabíamos que era inevitable la separación que cada día se aproximaba.
El día de San Valentín fue el más especial de mi vida porque lo pasamos juntos siendo amigos enamorados y fue maravilloso, ya que no había compromisos entre nosotros pero fue decisión mutua compartir esa fecha. Además, Elin me sorprendió con mi cama llena de pétalos de rosas blancas, corazones en cinta roja y otros en papeles de colores que decían I U(como I love you, el corazón era el love), una caja de bombones riquísimos, mi chocolate favorito y, claro está, lo mejor de todo, él aquí acompañándome sin tener que hacerlo.
El viernes que recién pasó, Elin se marchó del país, de mi vida, de mis brazos y yo no pude ir a despedirlo al aeropuerto porque a esa hora estaba trabajando. Ese día nos despedimos de una manera injusta para ambos, esa no debió ser la última vez que nos viéramos, pero lo fue.
Lo he extrañado tanto, tanto, tanto que me he sentido muy mal desde que él me falta. Nada de lo que veo o siento hoy, era así ayer, y mucho menos, antes de ayer. Me siento tan sola, vacía e insignificante. Mi vida perdió de un momento a otro el sabor y no me es más que una tortura que baila para burlarse de mí entre lo insípido y lo cruel de mi tragedia.
Me dirán: "pero esta muchacha, sí que es exagerada". Respeto, como siempre, el derecho que tienen de pensar cuanto quieran, y mi situación no le afecta a nadie más que a mí, sé que no se acabará el petróleo sólo porque mi amor se fue y a mí no se me quita un dolor de cabeza insoportable.
Sé que tengo muchas cosas que hacer y no me puedo quedar de brazos cruzados viendo pasar mis días sin cumplir con mis responsabilidades en la casa, la universidad y, sobre todo, en el periódico y la revista en los que me han abierto las puertas para ir aprendiendo y puliéndome en el ámbito profesional.
Aún así, me siento fatal y me falta algo, algo muy importante, mi gran amor a mi lado apoyándome como siempre lo hizo y siendo justo lo que debía, una verdadera pareja, un real y efectivo compañero.
Siento que mis ojos están secos y que por mucho tiempo no volverán a reflejar otro brillo más que el de las lágrimas que salen en manadas y que mojan mis libros cuando estudio para mis exámenes parciales. Ya no me quedan más muestras de desolación porque no encuentro ni palabras, ni gestos, ni ninguna forma que exprese qué tanto me ha dolido perder a mi príncipe adorado.
Les seguiré poniendo al tanto en otra ocasión. Ahora es tarde en la madrugada y tengo muchas cosas que hacer, sin contar con que me caigo del cansancio.
Besos y...
Gracias.
Janssiel

2 comentarios:

Alexei Tellerias dijo...

puedes contar con un oido, un par de brazos y un hombro que te escuche, abrace y reciba tus lágrimas de este lado. Fuerza, Jan.

Anónimo dijo...

hola Jatnna Massiel.

El tiempo pasa, pero no te olvido.

Si me dieras tu nurero de telefono seria algo maravilloso.

R-o-n-a-l-d